Almohades y Nazaríes

(Siglos XII-XV)

Los siglos XII y XIII supondrán un importante punto de inflexión en el devenir urbanístico que venía experimentando la ciudad de Ronda. Se asiste en estos momentos a un incremento del área urbanizada que llegará a desbordar las posibilidades espaciales de la acrópolis, lo que significará la ocupación de otras zonas de manera extensiva.

Nacerán así los arrabales. Todo parece indicar que el denominado Arrabal de San Miguel contará, al inicio de este periodo, con algunas instalaciones, esencialmente de carácter artesanal e industrial. Sin embargo es probable que la opción para el asentamiento de la población al exterior de la medina se centrara, en un principio, en el Arrabal Alto. Al menos eso es lo que se desprende de su cerramiento amurallado, realizado en tapial y revestido de mampostería, construido en una época anterior que el que encerraría al Arrabal Bajo, ejecutado exclusivamente con esta última técnica constructiva.

Pero al margen de esto, podemos suponer una incipiente y contemporánea urbanización de los dos sectores, centrada en las proximidades de las puertas de acceso a la medina.

En el sector de la ciudad, quedará definitivamente configurado el sistema viario, que continuará con la tradición antigua de adaptación a la topografía natural, disponiendo los ejes mayores en sentido N-S y los menos, entre los que también se encuentran los adarves, en dirección E-O. Así mismo se planificarán los espacios centrales de la medina, presididos por la mezquita aljama (Santa María La Mayor), la alhóndiga y la alcazaba, ubicándose en torno a ellas y en sucesivas plataformas desarrolladas, como es lógico hacia el Este, las viviendas de la clase dirigente y acomodada, de la que son buena prueba La Casa del Gigante o la Casa privada existente en la Plaza Sor Ángela de la Cruz.

No obstante la mayor parte de las viviendas eran pequeñas y dotadas de una serie de dependencias relacionadas con el carácter de sus moradores, fundamentalmente campesinos. Por ello, en los repartimientos se conceden muchas de estas casas a los nuevos poseedores en grupos de dos, tres e incluso seis.

Todo este impulso urbanizador y constructivo tendrá su punto álgido en la etapa nazarí (S.XIV) tras convertirse Ronda en el bastión mas occidental de la frontera entre el sultanato granadino y el Reino de Castilla, y gozar de una cierta autonomía bajo el protectorado de los Banu Marin, momento en el que se fijará la estructura urbana, tanto de la medina como de los arrabales, hasta la llegada de los castellanos.