El Edificio

El Palacio de Mondragón

Uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, el Palacio de Mondragón, conocido también como Palacio del Marqués de Villasierra, se compone de dos áreas bien definidas que se corresponden a dos momentos históricos y estilísticos: el mudéjar y el renacentista.

Su origen sin duda parece islámico, a tenor de la estructura que adquirirá el palacio mudéjar, ordenado, como todos los de la época de tradición musulmana, entorno a un patio central por el cual se accede a todas las estancias de la vivienda. La entrada en recodo a este patio desde la que fuera puerta principal, ubicada en el adarve, delata la inspiración islámica del palacete, así como la decoración que aún conserva, en directa relación con las casas granadinas.

Con el Repartimiento producido tras ser conquistada la ciudad por los Reyes Católicos (1485), en el que era común repartir las casas por grupos de dos o tres, y a lo largo de dos siglos, se producirán una serie de reformas consistentes en el añadido de dos cuerpos de casa más, que se ordenarán, como en el anterior, en función de un patio. El más esbelto es el patio de entrada, con galería en ele soportada por arcos de medio punto sobre columnas corintias, mientras que el otro, con galería completa, lo hace sobre vigas de madera que descansan en columnas de estilo ecléctico.

En la fachada monumental del edificio, flanqueada por dos torreones en los extremos, se abre la portada de estilo barroco que es claramente posterior, realizándose además de forma marginada al resto.

Del edificio, de armónica belleza en su conjunto, cabe destacar en su interior el espléndido artesonado que cubre el Salón Noble, verdadera joya de la tradición mudéjar.